Homeopatía para tratar los síntomas de enfermedades en invierno

Los niños pequeños enferman a menudo, mayoritariamente si están en un entorno en el que se relacionan con otros niños (en el colegio, en el parque, o si tienen hermanos) y la predisposición es mayor en época de frío.

Tanto contagio tiene su parte buena y es que se les fortalece el sistema inmunitario desde bien pequeños pero, realmente no compensa sufrir tantos catarros, resfriados, gripes, anginas y demás molestias. Los pequeños lo pasan mal y a los padres les supone una odisea compaginar las obligaciones laborales con el cuidado de los hijos enfermos, sin sumar el hecho de que muchos progenitores acaban contagiándose ellos también cuando sus retoños tosen y estornudan sin protegerse.

Pro suerte podemos encontrar en la medicina homeopática a un gran aliado para prevenir y combatir todas estas patologías propias del invierno.

¿Qué es la homeopatía?

La homeopatía es un tratamiento natural, con propiedades medicinales, que ingeridas en dosis mínimas y con cierta periodicidad logran activar la inmunidad. No suponen toxicidad alguna y carecen de efectos secundarios.

Funcionan bajo el principio de similitud (homeo significa parecido, y patía significa enfermedad) en el que, las sustancia administrada a dosis muy, pero que muy bajas, produce síntomas similares a los de la enfermedad. La finalidad es la de activar y madurar el sistema inmunitario sin necesidad de llegar a sufrir la patología.

Los medicamentos homeopáticos se encuentran de dos formas: en gránulos (que es lo más común y lo más cómodo de ingerir) y las soluciones hidro-alcohólicas (son gotas para disolver en agua).

La formulación vendrá dada normalmente según el grado de disolución (las centesimales se expresan CH) y su numero previo significa las veces que se ha realizado la disolución de 1 gota de sustancia en 99 gotas de una mezcla de alcohol y agua. Cuanto más bajo sea el número que precede a las siglas CH más fuerte o pura será la disolución.

¿Cómo actúa la homeopatía?

La homeopatia es un tratamiento natural que busca el origen de la enfermedad para abordarla y eliminar el problema de base, en vez de que tratar únicamente los síntomas. Además en los niños, cuyos organismos están más predispuestos y oponen menos resistencia, la homeopatía suele ser un tanto más rápida.

El cuerpo humano tiene la capacidad de regenerarse y curarse por si solo. Pero cuando se produce un desequilibrio interno y, es más fuerte la agresión externa (no solo por virus y bacterias sino ante cualquier situación problemática) que la capacidad de auto-curación, entonces es cuando aparece la enfermedad.

Ante esta situación, la medicina convencional ataca la situación de forma rápida y muchas veces desproporcionada, mediante tratamientos con fármacos (antitérmicos, antibióticos, mucolíticos, antitusígenos, etc.) que remedian los síntomas pero no solucionan el problema de raíz. En cambio la homeopatía logra que el organismo encuentre su propia respuesta para conseguir de nuevo el equilibrio.

¿Cómo tomar la homeopatía?

Los gránulos se dispensan en unos tubos pequeños, que contienen alrededor de 90 gránulos, cuyo tapón sirve para extraer las bolitas e introducirla en la boca sin necesidad de tocarla. De hecho se recomienda no tocarla con la manos para que no se vea modificada y mantenga sus cualidades innatas.

La forma de ingerirla es sublingual, se debe colocar bajo la lengua y dejar que se deshaga. Hay que tomarla en ayunas por las mañanas, o durante el día pero con un mínimo de 10 min de tiempo antes o después de la ingesta de alimento.

En niños pequeños es mejor tomarla en gránulos, y no la que viene en líquida (en gotas para diluir), pues esta última es una composición hidro-alcohólica. Los gránulos los pueden chupar a modo de caramelo si les resulta difícil mantenerlos debajo de la lengua, e incluso se puede disolver en agua para los bebés.

Se recomienda utilizar un dentífrico homeopático, al menos en los periodos en los que se esté con tratamiento.

La homeopatía como tratamiento de síntomas en procesos catarrales

La homeopatía resulta de gran ayuda en la prevención de las patologías de las vías respiratorias altas: resfriados, gripes, dolores de garganta, afonía, tos, dolor de cabeza… no solo para tratar estas y otras patologías sino también para prevenirlas en niños con trastornos recurrentes.

Aunque se puede tener en casa un pequeño botiquín homeopático para tratar síntomas de dolencias comunes, lo correcto es que sea un homeópata el que realice una exploración del niño, haga una valoración y dictamine el tratamiento a seguir.

La durabilidad y la frecuencia de la ingesta de medicamentos homeopáticos dependerá de cada individuo y de la gravedad de la enfermedad. En casos de fiebre alta o dolor se puede administrar de 4 a 6 veces al día y en otros casos bastará con 1 gránulo diario. Del mismo modo, hay pacientes que mejoran de forma rápida y otros necesitarán más tiempo.

Medicamentos homeopáticos básicos

En época invernal los cuadros de fiebre, tos y catarros suele ser común por lo que se recomienda tener a manos estos productos:

  • Aftas:               Mercuris Solubilis 5CH
  • Fiebre alta:     Belladonna 9CH
  • Tos seca:         Bryonia 5CH
  • Tos catarral:   Pulsatilla 9CH
  • Amigdalitis     Mercuris Solubilis 5CH
  • Resfriados y gripe: Oscillococcinum

Para los golpes, dolores musculares y articulares, traumatismos: Árnica 9CH. La crema para uso local es muy práctica cuando son pequeños y se caen a menudo.

Y recuerda que ante la duda, o para cualquier consulta, lo recomendable es acudir a tu médico homeópata pediátrico para una correcta valoración.

 

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