Sus primeros pasos

Desde que nace, nuestro bebé va experimentando cambios, en sus gestos, en su comunicación, en su motricidad… Hacia los 9 meses nuestro hijo empieza a querer ponerse en pie sujetándose a los barrotes de la cuna o a una silla. Es importante dejarle que ejercite sus piernas y ayudarle a conseguir su objetivo. De simplemente mantenerse de pie intentará desplazarse, lateralmente, agarrándose a todo. Su cuerpo poco a poco, va adquiriendo fuerza, equilibrio, coordinación y autoestima. Es importante estar a su lado para evitar malas caídas y que pueda coger miedo, pero dejando que lo intente por sí mismo. Aplaudir sus logros lo estimulará a seguir intentándolo.

En esta fase conviene que le enseñemos a caminar cogiéndolo de las manos y caminando detrás de él. Es una etapa muy importante para ellos aunque agotadora para los padres y cuidadores, que debemos tomar con paciencia y perseverancia.

Cuando el niño ya sea capaz de mantenerse en pie solo y sin sujeción, es el momento de motivarle a que de algún pasito solo. Colócate separado pero cerca y llámale para que venga con mucho entusiasmo y cariño. Normalmente intentan levantar el pie y al dirigirse hacia a ti se caen. Es normal y hay que seguir intentándolo sin sobrecargarlos.

Hay que ayudar a nuestro hijo en cada etapa de su desarrollo y no antes. Es decir intentar hacer que nuestro hijo se ponga de pie antes de que su cuerpo esté preparado es contraproducente. Y hay que pensar que cada niño sigue una evolución y que no hay que alarmarse porque lo haga después, este gran paso puede surgir desde los 9 a los 18 meses. Tu pediatra te indicará si evoluciona adecuadamente.

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