Gripe A: prevención y tratamiento

La gripe A, al igual que la gripe estacional o común, es una enfermedad infecciosa que afecta sobretodo a personas mayores y niños. Aunque no reviste gravedad, sí representa una amenaza seria para aquellos pacientes con enfermedades crónicas subyacentes. La prevención, para evitar contagios, es la mejor arma para combatirla.

Lo normal es que cada año circulen varios tipos de virus de la gripe (A y B) incluso de forma simultánea. Cuando un virus a evoluciona y sufre cambios se genera una variante del subtipo a la cual la población posee poca o ninguna inmunidad. Es lo que está sucediendo con la denominada Gripe A (virus A subtipo H1N1), que es el resultado de la combinación de diversos virus de gripe humana y animal (gripe porcina y aviar).

La gripe es sumamente contagiosa y la infestación se produce, al igual que la gripe estacional, cuando las partículas (de saliva o mucosidad) de un individuo pasan a otro, tanto de forma directa como a través de un objeto contaminado. El virus se puede transmitir desde 1 día antes de empezar con los síntomas hasta 7 días después, siendo su capacidad máxima de contagio durante los 3 primeros días desde que empiezan los síntomas.

Grupos de riesgo

Al igual que en la gripe estacional, esta gripe puede ser grave en algunos casos, cuando las personas con un sistema inmunológico debilitado, sufren alguna enfermedad crónica subyacente. Hasta ahora las personas que parecen presentar mayor probabilidad de sufrir complicaciones son aquellas que padecen de:

  • Enfermedades del corazón (excepto hipertensión).
  • Enfermedades respiratorias crónicas (incluidos los asmáticos).
  • Diabetes en tratamiento con fármacos.
  • Insuficiencia renal moderada-grave.
  • Enfermedades de la sangre como hemoglobinopatías o anemias si son moderadas o graves.
  • Personas sin bazo.
  • Enfermedades hepáticas crónicas avanzadas.
  • Enfermedades neuromusculares graves.
  • Inmunosupresión (incluida la del VIH-SIDA  o las producidas por fármacos que tienen que tomar  personas transplantadas).
  • Obesidad mórbida (índice de masa corporal de 40 o más).
  • Los  menores de 18 años que reciben tratamiento prolongado con ácido acetilsalicílico (aspirina).
  • Las embarazadas: En el embarazo el sistema inmune está disminuido de manera natural, por eso hay más posibilidad de tener gripe y desarrollar complicaciones.

Síntomas de la gripe A

En general los síntomas de la gripe A son muy similares a los de la gripe común. Y aunque es una enfermedad con un elevado índice de expansión geográfica también es cierto que no reviste gravedad, salvo en los grupos de riesgo.

La gripe A se caracteriza por un inicio rápido y brusco de los síntomas: fiebre alta (más de 38ºC), malestar general y tos. También se puede sufrir dolor de cabeza, mucosidad, dolor de garganta, dolor muscular, diarrea y vómitos. Todos estos síntomas se resuelven en varios días aunque la debilidad del cuerpo persista hasta las dos semanas.

Hay que tener en cuenta que la mayoría de las personas se recuperan de la infección sin necesidad de hospitalización ni de atención médica. Pero si, aun sin pertenecer al grupo de riesgo se tienen algunos de los siguientes síntomas, es importante contactar con los servicios sanitarios: dificultad para respirar, sensación de que le falta el aire, dolor torácico, aspecto azulado o amoratado de piel y labios, mareo o alteraciones de la conciencia, empeoramiento  repentino, empeoramiento pasados los primeros 7 días de enfermedad, o cualquier otro síntoma diferente de los habituales de la gripe.

En los niños, los signos que pueden indicar peligro son además: respiración acelerada, dificultad para respirar, dificultad para despertarse o no tener ganas de jugar.

Qué hacer si estás enfermo de gripe A

La gripe A, se trata de la misma forma que se debe curar la gripe convencional. Si aparecen los síntomas, y no perteneces al grupo de riesgo (en ese caso ponte en contacto con el servicio sanitario), prácticamente no hay que tomar medidas especiales pues al ser una enfermedad vírica se cura sola. De todas formas es importante tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • Beber líquidos en abundancia para no deshidratarse (agua, zumos, caldos…)
  • Comer alimentos suaves y nutritivos en la medida que le apetezca al enfermo.
  • Utilizar los antitérmicos y analgésicos habituales como el paracetamol.
  • No utilizar otro tipo de medicación al menos que lo recete un profesional sanitario. Recordar que los antibióticos no son útiles para las enfermedades víricas como ésta.
  • Utilizar una mascarilla durante todo el periodo que dure la enfermedad.
  • Lavarse las manos a menudo, con agua y jabón, durante 15 segundos.
  • Usar un cepillo para limpiar bien los dedos y las uñas.
  • Cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar, y después lavarse las manos.
  • Quedarse en casa haciendo reposo, no acudir al colegio (o al trabajo) y avisar a los compañeros para que puedan estar alerta y se tomen medidas preventivas.
  • Utilizar pañuelos desechables y tirarlos nada más usarlos a la basura (mejor en una bolsa de plástico cerrándola después para evitar que el virus se propague por el aire).
  • Evitar los saludos que supongan un contacto físico (besos, abrazos o estrechar las manos) y el contacto muy cercano (mejor mantener distancias).
  • Lavar todos los objetos del enfermo una vez al día con jabón o lejía.
  • Ventilar bien la habitación del enfermo, con la ventana abierta, varias veces al día.
  • Las personas que cuidan al enfermo también deberán tomar las mismas medidas de prevención para evitar ser contagiadas (mascarilla, higiene de manos, utensilios, etc.).
  • Limpiar bien la casa. Las microgotas de saliva y secreciones nasales que se expulsan al estornudar, toser o hablar, pueden quedar en las manos y en las superficies, las cuales se deben limpiar con mayor frecuencia para evitar contagios.

Evitar contagios

Aunque en estos momentos la propagación del virus es severa la gravedad de la enfermedad es todavía moderada según la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero no por ello se debe restar importancia y evitar los contagios es algo que nos incumbe a todos. Seguir unas sencillas recomendaciones es una gran medida para evitar no solo el contagio de la gripe A sino de cualquier otra enfermedad.

  • Lavarse las manos con agua y jabón a menudo: cuando llegues de la calle, antes de comer, en el trabajo, en el colegio, después de cambiar pañales o de ir al baño…
  • No tocarse la nariz, los ojos o la boca sin haberse lavado las manos previamente.
  • No estar con personas enfermas sin las medidas de prevención adecuadas.
  • Disfrutar de un ritmo de vida saludable.

La mejor prevención para contagiarse de la gripe A y de cualquier enfermedad es disfrutar de un sistema inmunitario óptimo, lo cual se consigue llevando un estilo de vida saludable, es decir, dormir bien y las horas necesarias para obtener un buen descanso, alimentarse correctamente consumiendo frutas y verduras en abundancia, beber agua, hacer ejercicio o actividad física diaria. Y por el contrario evitar, el estrés, el tabaco, el alcohol, las drogas, el sedentarismo…

¿Vacunarse contra la gripe A?

La vacuna de la gripe A (que en España no estará disponible hasta finales del 2009), no evita en todos los casos que se adquiera la enfermedad, pero sí da cierta protección frente a ella y reduce el riesgo de complicaciones, por eso la vacuna estará indicada fundamentalmente en las personas que pertenecen a los grupos de riesgo (a excepción de las embarazadas).

Las personas con alergia al huevo deben ser valoradas previamente por tener un mayor riesgo de alergia a la vacuna antigripal.

ENLACES RELACIONADOS

Ministerio de Sanidad y Política Social: Gripe A

 

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1Comentario
  • Anónimo
    Escrito el 18:47h, 11 septiembre

    muchas gracias por toda esta informacion me sirvio muxo