09 Mar No etiquetes a tu hijo
Los padres solemos etiquetar a los hijos con adjetivos que definen su comportamiento. Pero debemos tener cuidado, pues si estos adjetivos son negativos, acabamos trasmitiendo la idea de que el hijo es realmente así, olvidándonos de resaltar sus cualidades positivas, y limitando sus posibilidades para mejorar como persona.
Nos hemos acostumbrado a hablar de los niños de forma general y con etiquetas. “Mi hijo es un egoísta y un irresponsable”, decimos, o bien: “Mi hija es nerviosa pero trabajadora”. Aunque estas y otras etiquetas en un principio son útiles, porque nos ayudan a resumir cómo son o cómo se comportan, finalmente lo que consiguen es reducirles a unos objetivos o rasgos que nos limitan para ver en ellos otras cualidades que también poseen. Por tanto, les limitamos y recortamos su potencial. Con frases del tipo “él es así”, reducimos la implicación para que cambien, nos sentimos derrotados y tiramos la toalla. Esto, sin darnos cuenta, es la excusa perfecta para no esforzarnos más.
Sobre todo en los primeros años de vida, cuando nuestros hijos absorben y exploran el entorno y son fácilmente influenciables, la educación va a determinar gran parte de los valores morales que interioricen en estos años. Si los padres tienen una actitud positiva hacia los hijos, éstos tendrán un comportamiento positivo en el futuro. Es común que los psicólogos hablemos sobre la influencia del grupo en la adolescencia, y afirmemos que los adolescentes en esta etapa dan más importancia a sus iguales, al grupo o pandilla, al que desean pertenecer porque necesitan reconocimiento, por sentirse integrados como parte fundamental de su maduración. De este modo toman distancia respecto a sus padres para pensar por ellos mismos y van ganando cotas de autonomía e independencia. Aún así, actualmente observo un hecho positivo: la influencia de la familia es más fuerte de lo que se pensaba, ya que aunque el adolescente esté en gran parte influido por sus iguales (amigos y compañeros), parece ser que sólo es así en los aspectos más superficiales y en relación con el presente más inmediato. Tiene que ver con algunas formas de relacionarse, de divertirse y de pensar que, naturalmente, pueden acarrear algún que otro contratiempo tanto a ellos como a sus padres. Sin embargo, la familia puede influir a más largo plazo y en los aspectos más básicos del ser humano, como las actitudes y los valores. (…)
Cuando decimos que un niño es de una determinada manera, nos basamos en que se comporta frecuentemente así, a través de las conductas observables, ya que es útil a la hora de conocer rápidamente cómo es. Pero esto influye negativamente en cómo le tratamos y en las expectativas que tenemos hacia lo que puede hacer. Es muy poco probable que los padres y profesores animen a sus hijos y alumnos si desde el principio ya se los etiqueta como vagos, torpes e irresponsables. Lo que los demás esperan de nosotros puede influir tanto para lo bueno como para lo malo en nuestra forma de pensar, sentir o comportarnos. (…)
Las personas podemos tener una gran influencia sin ser conscientes de ello. En psicología se ha demostrado que las expectativas depositadas en los demás pueden influir en su conducta. Ese fenómeno ha sido denominado profecía autocumplida o efecto Pigmalión. En ocasiones, la gente se convierte en lo que otros esperan que sea. (…)
¡Cuidado con las expectativas que tienes puestas en tu hijo, porque luego tienedes a cumplirse! Las esperanzas puestas en un acontecimiento tienen a facilitar su cumplimiento. Si tachas a tu hijo de “inútil” tenderá a comportarse como tal. Espera de ellos metas realistas y valora sus esfuerzos en vez de esperar “lo mejor” o “lo peor”.
Si observas a tu hijo de forma distorsionada, filtrando mentalmente una parte de él, y le ves como un demonio, o como un ángel, significa que tu visión no es realista y eso hará que se te presenten numerosas dificultades a la hora de abordar los conflictos.
Otra influencia negativa es centrarnos sólo en su comportamiento problemático y notado lo positivo que tiene, o en sus grandes capacidades y aptitudes, por lo que terminará creyendo que es vago, torpe, o malo. Estas expectativa afecta a su autoestima, lo que hará que se sienta inseguro y termine por comportarse realmente como vago, o torpe, o malo.
En seguida etiquetamos y nos apresuramos a pensar que nuestro hijo es un tirano, de modo que nos ponemos en la peor de las tesituras y no podemos identificar lo que le pasa realmente. Así es imposible buscar soluciones eficaces.
Extracto del libro Pequeños tiranos, de Alicia Banderas, Libros Cúpula.
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Un libro reflexivo y eminentemente práctico dirigido a padres, madres y educadores en el que se exponen con claridad cuáles son las características del comportamiento de un niño tirano y cómo pueden detectarse precozmente dichos comportamientos. El libro se ha concebido desde un enfoque preventivo y de intervención, poniendo sobre la mesa las herramientas que aporta la psicología actual para dotar a los padres de las estrategias y habilidades necesarias para Sigue leyendo >>>
Anónimo
Escrito el 00:44h, 08 septiembreHOLA MI HIJA TIENE 9 AÑOS ES UNA NIÑA MUY QUERIDA POR SU PAPA Y POR MI PERO HAY ALGO QUE ME PREOCUPA CUANDO ALGUN NIÑO LE DICE TU NO JUEGAS,TU ESTAS MAL,Y SI TIENE 2 AMIGAS SOLO CON ESAS SE QUEDA NO HACE MAS .ES MAS LOS AÑOS PASADOS TENIA UNA AMIGA QUE LE DECIA CON QUIEN JUGAR Y CON QUIEN NO Y POCO A POCO YO LA FUI AYUDANDO PARA QUE TUVIERA OTRAS ELLA SIGUE SIENDO SU AMIGA CON LA DIFERIENCIA DE QUE AHORA YA NO SE DEJA DE ELLA.PERO EMPREOCUPA MUCHO QUE NO SEPA COMO ACTUAR O POR QUE ? NECESITO AYUDAR AMI HIJA A YUDEME POR FAVOR.
Anónimo
Escrito el 20:52h, 16 eneroHOLA MI HIJA TIENE TRES AÑOS PERO NO DUERME TRANQUILA, SIEMPRE TIENE MIEDO QUEDARSE SOLA. ME PREOCUPA PORQUE EN NINGUN LADO DE LA CASA SE QUEDA SOLA ANDA DE TRAS DE UNO PORQUE TIENE MIEDO Y CUANDO TOMA SU LECHE QUIERE TENER AGARRADO LA MANO DE ALGUIEN. ADEMAS SIEMPRE QUE DESPIERTA LLORA.