21 Mar Las malas notas que llegan con la ESO
Los hijos se van haciendo mayores, han dejado atrás la educación primaria y ahora ya se encuentran estudiando en el instituto, cursando la ESO (Educación Secundaria Obligatoria), pero para ellos ya nada es como antes.
Han pasado de ser los grandes de primaria, donde gozaban de cierto reconocimiento, a ser los pequeños del instituto. Y no solo por la edad, sino también por el tamaño. Aún no han hecho el cambio, mientras comparten recreo con chicos y chicas que ya se han desarrollado y están en plena pubertad.
A todo eso hay que sumar, profesores nuevos, hábitos nuevos, y en muchos casos un cambio de centro escolar y compañeros nuevos. El temario es más complejo, hay que esforzarse mucho más, aprender a estudiar de verdad, los exámenes, presentar trabajos mejor acabados… ahora ¡todo se puntúa!
Pero por si fuera poco, los cambios no acaban aquí. En el primer curso de la ESO, los alumnos tienen entre 12 y 13 años, es el inicio de la pubertad y las hormonas empiezan a estar más alteradas que nunca. Para las chicas, que siempre desarrollan antes, suelen estar más distraídas por lo general en comparación con los chicos. Comienzan los primeros amoríos, el interés por la estética, y trasmitir la imagen que desean proyectar cobra mayor empuje, ahora el papel de las amistades es más fuerte que nunca.
Los padres empezamos a estar al margen y se inicia ese periodo en el que los hijos creen que no nos enteramos de nada y no les comprendemos. Se creen mayores, tienen ansias de una libertad que a veces les viene grande. Muchos no quieren ser vistos con sus padres, ni mucho menos que les besemos en público vaya a ser que les vea alguno de sus amigos y empiecen las burlas.
Toda esta situación que sufren nuestros hijos adolescentes, es como un cóctel explosivo que no saben controlar aunque les cueste reconocerlo, y acaba influyendo no solo en su comportamiento sino también en las notas.
Expediente académico
Ir a estudiar ya no es un entretenimiento, pasar los exámenes sin estudiar ya no es una opción. Hay que lograr la máxima nota posible porque con el primer curso de la ESO los resultados académicos cuentan y mucho. Sobretodo para elegir la rama en la que seguir estudiando. Hay centros de bachiller y ciclos formativos en los que las plazas son limitadas y tienen mucha demanda, por lo que solo entran aquellos con mejor puntuación.
Cómo ayudarles tras los primeros suspensos
- La presión, los castigos y las recriminaciones no suelen dar resultado. A ningún alumno le gusta suspender, sacar malas notas, ni tener que pasar el mal trago ante profesores y padres.
- Analiza que no haya algún problema de fondo, o esté pasando por algún problema complicado añadido. En ese caso lo mejor es hablar tranquilamente para intentar averiguar de qué se trata y poder ayudarlo.
- Descarta otros problemas de aprendizaje. La comunicación con su tutor o profesores del colegio es el primer paso para analizar la situación. El trabajo debe ser en equipo (padres-colegio) para solucionar el problema cuanto antes.
- La motivación es muy importante. Alentarlo y hacerle ver lo beneficioso que es ir superando los cursos. Mostrarle lo importante que es tener una buena base educativa y un buen expediente escolar para llegar a ser, aquello que el hijo quiere ser de mayor.
- Busca ayuda externa si es necesario. Contrata a un profesor, que puede ser un alumno mayor que él con buenas notas o un universitario, o llevarlo a clases de repaso, sin duda es una buena idea para que tenga ese refuerzo que necesita.
- Para muchos es una cuestión de falta de adquisición de hábitos de estudio, pues la mayoría no encuentran el momento y no saben aprovechar el tiempo, otros sencillamente se distraen con cualquier cosa con tal de no estudiar. A veces puede ser necesario sentarte con ellos mientras estudian, y marcarles una pauta (no para hacer sus deberes por ellos), ayudarles a hacer esquemas, subrayar lo importante, resumir la lección… y acabar de consolidar métodos de aprendizaje. Con el tiempo, ellos mismos adquirirán ese hábito.
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