Depresión infantil estrés

Cuando el estrés lo sufren los hijos

El estrés, las preocupaciones y el agitado ritmo de vida, pueden producir ansiedad, nerviosismo, tics, irritabilidad, tristeza, depresión… entre otros estados relacionados con la mente. Pero éstos no son solo un problema de adultos, sino que cada vez son más los niños que sufren molestias de tipo psicológico, y para ellos la homeopatía puede ser de gran ayuda.

Durante el desarrollo y crecimiento los niños vivirán muchas situaciones que les ocasionarán alteraciones mentales. La llegada de un hermanito, iniciar la escolarización, un cambio de colegio, problemas con los compañeros, la separación de los padres, el fallecimiento de un ser querido, un cambio en la rutina, el paso a la pubertad, o incluso una agenda demasiada llena de actividades, pueden ocasionar en los niños diferentes niveles de estrés.

Los padres deben de estar muy atentos ante situaciones que supongan una alteración al equilibrio emocional del niño y, deberán poner solución cuanto antes ayudándolo a superar la situación que causó el desequilibrio.

Las consecuencias de dichas situaciones pueden ser muy diversas: inquietud, inseguridad, agitación, irritación, ansiedad, dolores de cabeza, sensación de mareo, insomnio, diarreas, cansancio o fatiga, apatía, tristeza… todos estos síntomas y molestias pueden ser tratadas gracias a la homeopatía sin tener que llegar a la ingesta de fármacos en la mayoría de casos.

La homeopatía para tratar los síntomas de los trastornos mentales y emocionales

La creencia popular de que los medicamentos homeopáticos sólo sirven para tratar o aliviar enfermedades leves como resfriados es completamente errónea, ya que no solo puede mejorar y/o tratar cualquier alteración física del organismo, sino que también se ha demostrado que tiene una gran efectividad en los trastornos mentales y emocionales.

Hay que recordar que la homeopatia trata al organismo en su conjunto, como un “todo” sin diferenciar entre la parte física, mental y emocional, a diferencia de la medicina convencional cuyas especialidades tratan al individuo según la parte en la que aparezcan los síntomas (psicólogo, traumatólogo, alergólogo, digestivo…) sin ser consientes de que todas esas partes están relacionadas entre si.

Los medicamentos homeopáticos presentan grandes ventajas respectos a los fármacos. Los primeros son mucho más saludables que los segundos, carecen de sustancias químicas, son completamente inocuos por lo que no presentan efectos secundarios. Los resultados de los tratamientos homeopáticos en niños acostumbran a ser más rápidos. Tanto bebés como niños pequeños ingieren con mayor facilidad los medicamentos homeopáticos que las medicinas convencionales.

Una opción más segura y saludable

Los tratamientos homeopáticos están reconocidos por la Ley del Medicamento y en muchos países como Estados Unidos, Alemania, Francia y Gran Bretaña, están incluidos en el sistema público de salud. En España hay más de 7.000 médicos que la practican, y cada vez son más los médicos de medicina tradicional (incluido el área de especialidades pediátricas) que combinan sus tratamientos con productos homeopáticos.

Siendo la homeopatia tan conocida, todavía hay muchas personas que no recurren al homeópata hasta que no agotan las vías de la medicina convencional, cuando debería ser al revés, y casi siempre recomendados por otro paciente o amigo de confianza. Se desconoce el gran potencial que tiene la homeopatía, y es que lo desconocido provoca rechazo, pero en cambio, un medicamento farmacológico repleto de potentes y agresivas sustancias químicas, y con un prospecto interminable de efectos secundarios, no nos importa administrárnoslo o dárselo a los hijos. Sucede por la plena confianza que se tiene del prescriptor, ya se trate del pediatra, el médico de familia, el farmacéutico, el amigo o el vecino… situaciones en las que se ingiere el fármaco sin problemas, sin preguntar, sin dudar y sin ser conscientes.

Nuestra recomendación es localizar a un buen homeópata experto y de buena reputación, que realice un amplio estudio del niño para valorarlo en su conjunto. Hay que recordar que la medicina complementaria busca el origen del problema para solucionarlo desde la raíz siempre que sea posible. Una vez localizado podrá prescribir un tratamiento personalizado con el producto, la dosis y la frecuencia de ingesta acorde a la necesidad de paciente.

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