Meditación en las escuelas

Muchos centros educativos están implantando programas de meditación y educación emocional, como medida para disminuir el estrés y ayudar al alumno a ser consciente de sus emociones y ser capaz de expresarlas.

Programas como “Aulas Felices”, “Treva” o “Escuelas conscientes” se están haciendo un huevo entre las asignaturas tradicionales para dar respuesta a la necesidad de que el alumnado sepa gestionar el estrés, la frustración, el miedo… y que tanto en el aula como en casa se respire un ambiente más calmado y sosegado.

Para implantar estos programas, a los docentes se les tiene que dar unos cursillos, en los cuales se les enseñan técnicas y sistemas de relajación y meditación y de cómo trasladarlo al aula.

Cada centro aplica estas técnicas en los momentos que cree que son más necesarios: al regresar del patio o recreo para que se calmen y se concentren; al empezar el colegio por la mañana para conseguir una mayor concentración; en momentos puntuales en los que la clase se ha agitado más de lo habitual… se trata de parar durante unos minutos y encontrarse con uno mismo y no pensar en nada más.

Las escuelas que ya lo han implantado valoran muy positivamente los cambios, los alumnos de hoy en día están expuestos a múltiples estímulos (teléfonos móviles, consolas, televisor, ordenador…) que dispersan su concentración y su capacidad de atención a algo que no sea tecnológico o virtual. Tienen al alcance mucha información y su capacidad de procesarla es limitada. No saben disfrutar de un tiempo en paz, desconocen el placer de sentarse y simplemente descansar.

El profesorado está de acuerdo en que no todos los alumnos responden de la misma manera y al mismo ritmo, indican que hay alumnos que enseguida consiguen relajarse y desconectar, pero en cambio hay otros que les cuesta más lograrlo, hay niños que no se permiten así mismos hacerlo, pero poco a poco se van desinhibiendo y comprobando lo positivo de dejarse llevar.

Las técnicas son variadas, pueden consistir en pedirles que cierren los ojos y escuchen un relato o que se imaginen en lugares descritos por el profesor. También se pueden incluir los masajes o las caricias. A los más pequeños les encanta hacerse cosquillas con plumitas. Se trata de conseguir olvidarse de la presión y dejarse llevar por el placer de conectar con uno mismo.

Estas iniciativas están consiguiendo aumentar la inteligencia emocional y la concentración así como disminuir el estrés, la ansiedad y la violencia en el centro educativo.

 

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